Concierto de nyp

"tendré que olvidar esta sábana (...)"

;)


(En la sala, a oscuras, sonaba a páramos del sur de Turquía y a tardes de domingo de lluvia)

Mezcla extraña.


Y sí... It's too late to give up.

Vestida de domingo...

De canela y motas de sol acariciando las cortinas,

el aliento se hizo verso envolviendo los minutos.

Tus pies jugueteando en el fondo del sofá.

El hueco de tu cuerpo hecho en mi cuerpo.



De canela y miradas encontradas a media luz...

que no existen las palabras que no abarquen los silencios.

A medio camino entre tu piel y mi piel,

un atajo dibujado con las yemas de los dedos.




(Y justo en ese preciso instante en que tus pupilas rozaron el infinito de mi horizonte,
volaron en bandada las viejas partituras de otras melodías y las dudas del fondo del cajón)

De canela y vestida de domingo...

doméstico encanto este de amarte.

"Las miradas rectas tranzaban un camino como raíles de tren. Él se sentía perdido. Intentaba comprender el amasijo de intenciones pero cuando les miraba a los ojos sólo veía luz blanca, como la de un tubo fluorescente . Todos estaban ciegos. Pero en la opacidad de su mirada, el camino, toda la inercia acumulada durante siglos de normas, de reglas, de complejos no descarriaba gracias a una vía férrea y ya trazada.

Fuera de las vías sólo existía desierto, desolación y soledad. Saltó lo suficiente como para llegar a la rama de un árbol queriendo comenzar las cosas por el principio, a modo de chimpancé avanzaba en la dirección de las vías. Entonces se dio cuenta de que no existía un final, un sentido, un trazado. Sólo unas vías imaginarias que servían para no perderse. El futuro no existe. Cuando comprendes esto sólo puedes hacer una cosa: disfrutar cada día, porque cada día cuenta."

Tomado de C. C. G.

Cada día cuenta... :)

eres...

4...

... componiendo esta melodía extraña, disonante.

... robándole el aliento a los segundos.

... contando al compás de los latidos.

... buceándonos las pupilas.








Tus labios dormidos sobre mi piel.

Simple. Claro. Conciso.

Navegando. Más de trescientos sesenta y cinco atardeceres a la espalda y seguimos navegando. Que si nos falla el viento nos ponemos a remar y si no hay vela rompo un trozo del vestido.

Hemos aprendido a chocar contra los icebergs, nunca a esquivarlos. A resistir cada uno de los golpes de las olas que amenazaban naufragio. A madurar la espuma con el sol sobre cubierta.

El frágil equilibrio se hace fortaleza, en este cascarón de nuez con más de trescientos momentos a bordo.

Sin consultar demasiado los mapas, que lo que traiga el día será bien recibido...

...y con una luna a medias, sobran faros en la costa.





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