octubre 03, 2008




Navegando. Más de trescientos sesenta y cinco atardeceres a la espalda y seguimos navegando. Que si nos falla el viento nos ponemos a remar y si no hay vela rompo un trozo del vestido.

Hemos aprendido a chocar contra los icebergs, nunca a esquivarlos. A resistir cada uno de los golpes de las olas que amenazaban naufragio. A madurar la espuma con el sol sobre cubierta.

El frágil equilibrio se hace fortaleza, en este cascarón de nuez con más de trescientos momentos a bordo.

Sin consultar demasiado los mapas, que lo que traiga el día será bien recibido...

...y con una luna a medias, sobran faros en la costa.





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1 comentario:

Tami dijo...

Gracias. Por todo.

Muchísimas gracias.


Sin ti estaría hundida. Muy al fondo. Muy hondo.

Gracias.

Te quiero. Mucho