
Navegando. Más de trescientos sesenta y cinco atardeceres a la espalda y seguimos navegando. Que si nos falla el viento nos ponemos a remar y si no hay vela rompo un trozo del vestido.
Hemos aprendido a chocar contra los icebergs, nunca a esquivarlos. A resistir cada uno de los golpes de las olas que amenazaban naufragio. A madurar la espuma con el sol sobre cubierta.
El frágil equilibrio se hace fortaleza, en este cascarón de nuez con más de trescientos momentos a bordo.
Sin consultar demasiado los mapas, que lo que traiga el día será bien recibido...
...y con una luna a medias, sobran faros en la costa.
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1 comentario:
Gracias. Por todo.
Muchísimas gracias.
Sin ti estaría hundida. Muy al fondo. Muy hondo.
Gracias.
Te quiero. Mucho
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