diciembre 11, 2011

La mala educación



Estos días me dedico a estudiar un compendio miscelánico de técnicas moleculares, vectores de monos verdes (lo juro), derivas génicas y demás elementos que alguien tuvo a bien en su momento agrupar -bajo una falsa imagen de organización- en una asignatura optativa de mi carrera. No es que espere mucho de estas materias... A estas alturas, desde el último escalón, una ya no contempla las cosas con la ilusa inocencia de antaño... y asume que las asignaturas optativas, con alguna honrosa excepción, son como una varicela que se ha de pasar estoicamente, sin pena ni gloria, para dejar después a un lado definitivamente. Y no volver nunca, nunca, a leer esos malditos apuntes. Y quemarlos en San Juan, a ser posible.

Desconozco las razones de por qué la oportunidad que se le brinda a un departamento de configurar una asignatura atractiva, interesante, formativa y -por el amor de dios- ÚTIL, es malgastada sin reparo. Así, en su lugar, una optativa puede ser:

a) Un batiburrillo de retazos de otras asignaturas impartidas por dichos profesores (normalmente empleando las mismas presentaciones que en la materia obligatoria).
b) Una agrupación totalmente artificial de diversas temáticas; generalmente impartidas por varios profesores, con escasa o nula comunicación entre sí, que llegan, explican algo que hacen en su trabajo o sobre lo que han leído, o sobre lo que han soñado ese mes, y se van.
c) Cualquier materia impartida por el departamento de Psiquiatría, que salvo algún caso, adquirirá intrínsecamente cierto toque mágico o incluirá, en su defecto, a un profesor de considerable riesgo SCORE describiendo posturas sexuales. (No hay necesidad).

Pero, ya que la mayoría de las optativas no parecen ajustarse a los intereses reales de los alumnos, a carencias formativas... ¿por qué no buscar alternativas sin duda más atractivas? Entre mis propuestas personales, destacaría:

1. Tratamiento de fracturas de marsupiales por precipitación desde plantas leñosas.
2. Beneficios de la posición genupectoral sobre el prurito idiopático y las hernias encarceradas.
3. Desbridamiento de legañas hiperdensas postvigilia lúdico-festiva nocturna.
4. Técnicas de neuroimagen experimental aplicada sobre melones piel de sapo.
5. Interpretación de referencias oníricas sobre cordados en bases de datos de investigación biomédica.
6. Pruebas electrofisiológicas para la detección de yogures en mal estado.


Se admiten sugerencias. 

Y dicho esto, me vuelvo a los vectores de monos verdes, a todas luces mucho menos surrealista que las propuestas anteriores.



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