octubre 05, 2009

dos


Fue una noche templada de otoño, de no hace muchos Octubres.

Cayó una castaña y rompió sin saberlo el maleficio

(de desgastarse las ganas y los labios en otras bocas.

Cayeron en un instante las hojas secas aquella noche, verano tardío)



Llegó el invierno y no nos enteramos, plantamos hierba y crecieron caricias bajo la planta de los pies.

Regamos con más o menos frecuencia esta semilla inexperta, con más o menos confianza...

Pero se hizo fuerte bajo la escarcha en los días fríos.

Y se hizo serena bajo el sol naranja de los atardeceres a la orilla de tu cama, en las noches de

hostal improvisadas o bajo el cielo sorprendido y encantado que nos acogió en Berlín



Y quién lo iba a decir... brotó.

Y florece hoy en la calma más profunda, en algún hueco húmedo y tibio entre tu piel piel y mi piel.







Porque dos otoños no son suficientes...

Porque lo mejor es vernos crecer día a día.

Gracias por enseñarme a querer cuidar, regar, vivir, querer.


2 comentarios:

iReYaNiL dijo...

Ay :)
:)
:)

Tami dijo...

Eso mismo digo yo....

Y después lloro. Por ser feliz


(Al verte reír con los ojos cuando hablas de él. Tan contenta por dentro.)


:)