Profunda reflexión de mi abuela tras contemplar cómo en la pantalla de la televisión salen llamaradas de un naranja refulgente del agua del estanque en la que se ha hundido un murciélago demoníaco gigante al ser mortalmente herido en el pecho por la punta de la última flecha de un apuesto príncipe.
Al común de los mortales nos resulta imposible. A mi abuela sólo le parece que podría serlo.
(No quiero yo figurarme cómo se las gastan en la aldea con los animales salvajes que se comen las cosechas...)
1 comentario:
Tus abuelos tienen frases muy sabias y muy de abuelos.
Son tan chachis como tú.
Yo sí que te adgold :)
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